Cuando nos subimos a un ascensor o subimos o bajamos, pero ¿cómo sabe en qué planta debe detenerse, o por qué simula que frena cuando estamos llegando? La respuesta está en una serie de sencillos mecanismos que son los que conforman la complejidad del ascensor.
Al pulsar el botón de la planta la señal eléctrica va al cuadro de maniobras, el cerebro del ascensor. Este cuadro es una placa electrónica o un dispositivo digital que procesa las señales eléctricas que le llegan y gestiona la información. Esto quiere decir que al presionar el botón se realiza una llamada que queda registrada y automáticamente después el motor se pone en marcha y el ascensor sube o baja.
El ascensor nunca se equivoca de planta debido al detector que hay encima de la cabina y a unas pantallas (que pueden ser placas de chapa o imanes) que el dispositivo lee conforme sube o baja. Por cada planta suele haber dos pantallas a distinta altura y encajadas en el hueco del ascensor.
El cuadro de maniobras también es el encargado de la sensación de frenado. Conforme va leyendo pantallas, sabe cuándo está llegando, y genera la orden de ir más despacio. Sube así más amortiguado y, después, el detector alertará al cuadro de maniobras para que pare. El freno se activará y la cabina quedará encajada en el hueco correspondiente a nuestra planta.
