Seguro que en más de una ocasión os ha ocurrido que estáis hablando por teléfono y, al entrar al ascensor, se os corta la llamada, se os entrecorta o, directamente, dejáis de oír a la otra persona hasta que volvéis a salir al exterior. Esto tiene una explicación que hoy, desde Grupo Núcleo, os queremos contar.
Todo se debe a los materiales que componen el ascensor. Para empezar, la chapa que recubre la estructura metálica actúa como un inhibidor, lo que impide el paso de las ondas electromagnéticas, aunque todo depende de su longitud.
Por otro lado tenemos el metal, que al sellar el habitáculo bloquea las señales que proceden del exterior, aunque hemos de decir que las señales internas sí que pueden fluir, como sería el caso del Bluetooth. Por el contrario, si nos encontrásemos con que el ascensor estuviera hecho de cristal en vez de con metal las señales pasarían sin problema.
Por lo tanto, como los ascensores son un espacio al que no pueden acceder las ondas eletromagnéticas, no sería descabellado afirmar que los ascensores son como una especie de “jaula de Faraday”. La definición la dio el físico Michael Faraday, que en 1836 construyó una jaula que protegía de las descargas eléctricas puesto que en su interior el campo eléctrico es nulo.
